viernes, 17 de abril de 2009

You can gouge away


Apresado por las circunstancias no, secuestrado por los instintos. No hay engaño ni mentira, aquí sólo reina la confusión generalizada y sus pasos, miradas. Alguien partiéndose el culo.

Drogándose desde la montaña, a lo alto, Zeus le sujeta el brazo y le pone su dosis: “Empuja, empuja, olvídate del cielo y recuerda de donde has salido, de la tierra podre. Y si piensas aún que ese no es tu sitio recapacita cuando te atragantes con la arena.”

“Algunos se creen que la droga es suficiente para cada segundo de vida, no saben que el placer es saber que pueden acabar con ellos. El chute no existe, todo está somatizado, al final el toxicómano que se pica el brazo se da cuenta después de morir, nunca antes, de que el momento de mayor placer es cuando la aguja se encuentra a medio milímetro de la vena.”

“Fumar no es bonito, ni siquiera es elegante, fumas porque puedes, sabes que es malo, siempre da igual. Rasgo antropológico, como monitos cuando uno saca humo por la boca y otro dice “Ohhhhhh” y comienza a hacer lo mismo.”

Como mirar y reírse, inevitable. Se corta el aire y sigue siendo inevitable.

Pero no puedo dejar de reírme. Sujétame el brazo, anda.