martes, 25 de agosto de 2009

“Sí, intentaba escribir al compás de las notas, pero lo que llenaban al aire se lo quitaba mi estúpida mentalidad caduca. Lo que quedaba de ella, más bien.
No me pidas que te lo explique otra vez, porque ya no soy capaz de articular ese sonido. Mis explicaciones arcaicas pertenecen al papel y lápiz de entonces, de nada sirve ahora vanagloriarse por la noseque perfecta culminación del actuar constructivo. Si alguna vez he sido constructivo fue sobre un grano de arena que tenía todo el sostén, así que no insistas por ahí. Yo desgajé mis cielos, mis tierras y lobotomicé al dios del trueno, yo patiné descalzo sobre las tripas de la diosa libertad y casi me rompo el cráneo.

Y ahora, dónde está todo aquello y dónde estoy yo, ínfima hormiga que empequeñece por momentos sobre la esterilidad de este mundo mío. Estoy desconociendo parte de lo que un día conocí, sólo he de confirmar las sospechas de que la fruta podrida no tiene remedio que le permita madurar ahora sí y bien.

Poooooooooooooooooooooooooooodreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Poooooooooooooooooooooooooooodreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Me río de vuestros ídolos de madera, y de vuestras putas santas escrituras. Me río de vosotros porque aunque cuando esté muerto ya no podré seguir riéndome, estaréis tan muertos como yo.

Pero sois felices, pero sois felices, pero sois felices, pero sois felices y yo soy la perniciosa envidia como ternilla entre los dientes.”