lunes, 22 de diciembre de 2008

Has comido piedras y has sufrido lo que Dios sólo reserva a unos pocos, con el convencimiento de que detrás de eso no hay nada más. Pero te queda la certeza, la certeza de que un poco más allá no hay ninguna parte, la nada, espacio vacío, allí donde tus moléculas orgánicas se fusionan con el suelo orgánico.
Jamás leerás esto, jamás sabrás que los sé, jamás sabrás de la vergüenza que me atraganta al verme incomunicado tanto tiempo sin ti, tanto tiempo sin saber de ti, tanto tiempo relegándote a la última página del libro de caras que dibujo cuando me aburro.
Y ahora, en una tarde cualquiera, salta la liebre y me atormenta, me atormentas. ¿Por qué tienes tan mala suerte, o tan malos genes? Esto ya no tiene gracia, ni ninguna de las paridas que hicimos hace ya tanto tiempo. Todo queda muy muy lejos, demasiado lejos si tan pronto dejas de aparecer. No me hagas esto, ni a mi ni a tu peor enemigo. Por favor. Yo siempre seré Diego, y tu el chico que me saca de quicio con una regla rota… Por favor, sigue haciéndolo.

4 comentarios:

Anita dijo...

No tardará en leerlo sin leer... Ya lo verás...

DansMaChair dijo...

echando de menos a alguien o a algo? o ambas cosas..

Holly Golightly dijo...

Pregunto lo mismo que tu anterior comentario.

Diego dijo...

Estoy seguro, Ana, y eso es un gran problema. ¿Cómo hacer que no pasa nada?¿Cómo reaccionar sabiendo que antes de saberlo yo era la persona más fría y alejada del mundo y ahora soy la más próxima sólo por que lo se...?

No echo de menos a nadie ni a nada, son infortunios de las vidas, ajenas.