lunes, 31 de mayo de 2010

Lo pensaban, como el árbol que piensa la tierra y la arcilla, los líquenes que cuelgan al fresco de la humedad; lo pensaban como el agua piensa las salpicaduras contra la roca espumosa cargada de mejillones y algas; lo pensaban como el cielo piensa la tierra, mirando desde lo alto con asco; lo pensaban intuyendo que pensaban como algo que piensa.

Sin embargo, los desplantes metafóricos no sirven de nada si no llevas contigo una sunshine recorder.

Y son mucho más sencillos de comprender, dentro de lo posible, si dejas que se alojen las Gymnopedies en tus oídos primero, y con mucho cuidado, después en tu pecho.

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