lunes, 5 de julio de 2010

El silencio en la cerveza.
Sonreír, asentir.
El ruido de vasos y platos.
Muñecas preciosas colgando del bigote.
-¡Enciende el cigarro!
-¡Después de un sorbo, joder!
Y ahora que he dejado las drogas, ¿qué será de mí?
¡OH DIOS! HE CONFECCIONADO HILOS PARALELOS DONDE ESTAR SUJETO CON UNA PINZA, NO AGARRADO.
Tan dulce, tan dulce… Creo que mis piernas se convierten en escobas. Ahora sí tengo ganas de llorar. Y el sueño también deja de existir porque ayer tomé la última pastilla de valium.

Que nadie me dirija la palabra si no es para salvarme, o en su defecto, pegarme mordiscos en sábanas de marca ipse dixit, aunque eso no marque diferencia alguna.

No hay comentarios: