miércoles, 17 de septiembre de 2008

videotape

Quieren saber los problemas, pero las cejas de la gente decaen por los extremos aguantando la vergüenza. No está permitido saber ni ser cómplice, pues todos somos parte de la batalla. No es miedo, sí es miedo, no es saber, no es decir ni susurrar, simplemente es y su certeza, puesto que parando el segundo en el que todo fluye también se puede parar el futuro. Y tengo miedo, y soy humano.

El miedo, como si la palabra abarcara el mundo, como si fuera el epitafio de una lápida, demuestra que hay tumbas sin cuerpo y sin tierra, formando extensiones donde lo único importante son las palabras, y si las palabras dominaran el mundo yo intentaría jugar a ser Dios, pero desgraciadamente, seguimos en la misma cárcel que Platón.

Y sin embargo los versos no me quieren y he de conformarme con mera prosa versátil, como todo en este mundo, pasado de tiempo, insuficiente.

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