sábado, 17 de enero de 2009

Do you, Mister Jones?



Estoy empezando. Estoy empezando a agarrar el tiempo y los segundos, estoy sintiendo la vida entre mis dedos. Después de tanto tiempo deslizándose sin control, al final, siempre vuelve. Si mi vida está en mi mano, yo tengo el control de poder sentirla como quiera sentirla. Como mi vida me pertenece yo no puedo pertenecer a lo que siento, lo que siento me pertenece y está dentro del mundo de las cosas que con el puño cerrado, agarrándolas, se modelan suavemente. Al ritmo de baladas de hombres delgados como yo se toma la conciencia y la certeza sobre esto. No-caminar cabizbajo, alzando la mira desafiando al mundo, desafiando a Dios. Se tuerce entonces una sonrisa dantesca en los labios: es la respuesta que alimenta las intenciones ocultas de cualquier hombre.

Pertenecer a si mismo.

Podrán caer las vigas que sujetan el cielo en su sitio porque no me moveré de mi lugar, las vigas se tendrán que apartar. No es mi culpa que Dios disponga de construcciones tan endebles. Ya me imagino a Dios como el tío que está metido en el chanchullo de las subcontratas, lleno de capas como las cebollas. Farsante.


“Porque tú sabes que algo está pasando, pero no sabes lo que es. ¿Lo sabes, Mister Jones?”

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