martes, 18 de septiembre de 2007

Tears from Ho Chi Minh


Cuidadano eliminado, eres demasiado iluso. Confías en el mundo de las causas sin embestirlas, confías en sus consecuencias benignas y en sus regalos. ¿Por qué sigues creyendo que el mundo te regalará algo más que su esencia si, efectivamente, nadie regala nada sin esperar algo a cambio?
Ciudadano eliminado... ¿por qué confías en el mundo sentimiental cuando las realidades se encuentran en los hechos? Podrás afirmar que eres fruto de la trivialidad caprichosa de un dador, pero no podrás alimentarte de ello sin consecuencias desagradables...
Ciudadano eliminado... si yo soy tu conciencia, por una vez en tu vida hazme caso. Si no quieres sufrir, no sueñes, no raspes el tejido suprasensorial del que tanto dependes. Si tú quieres, cúbreme de fango junto a tus palabras y tus sueños, pero no sufras el romanticismo contratemporal del que tanto te enorgulleces.

Soy tu conciencia y mi consejo es que me mates. Mátame antes de matar a Dios, porque el nunca te perdonará. Dios seguirá mirando a otro lado cuando las montañas de azufre sepulten tu alma, él no perseguirá los sueños de sus mascostas; como mucho, envidiará tu sufrimiento. Él no sufrirá porque es perfecto, él no puede sufrir.

Ciudadano eliminado, esto ha sido un accidente desafortunado.

Sin embargo, ciudadano eliminado, tuya es la elección, y sentir hasta explotar es más exótico que sentir lo regalado, ¿verdad?

Cada uno con su conciencia, yo solo soy una parte de tu alma viciada de promesas autoimpuestas. Pero a mi no me puedes engañar.


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